Por ALBA ROCAMORA, GIRONA para Anima Naturalis
Cualquier animal, sea humano o de otra especie, tiene necesidades
tanto físicas como psicológicas.
Estamos acostumbrados al
maltrato en los niveles más obvios, como puede ser la tortura con
objetos punzantes luego.
Sin embargo, un animal
puede sufrir tanto o más si se le tiene en una situación de estrés constante
para la que su mente no está adaptada.
Estados de privación sensorial y de falta de espacio (laboratorios
y mataderos), una dieta artificial, el exceso de ruidos amenazantes, la
cercanía de otras especies y unas
condiciones climatológicas incompatibles con las características de su especie
(zoológicos y circos) consiguen enfermar la mente del animal.
La enfermedad mental más conocida en los animales es la llamada
zoocosis, y se caracteriza por movimientos repetitivos y estereotipados,
comerse los propios excrementos y la
automutilación a la que recurren algunos animales de pura
desesperación.
Todo este sufrimiento se evitará cuando dejemos de considerar a los animales como propiedad.
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