Los
animales no tienen ética ni razonamiento y por ello no sienten celos de la
misma manera que los humanos. De acuerdo con Gerardo Garza Malacara, MVZ de la
fundación Pet Food Institute, tu mascota podría presentar conductas asociadas
al recelo sin que ello quiera decir que se sienta insegura o temerosa de
perderte. Toma cartas en el asunto.
CON
OTRAS PERSONAS
Las
mascotas suelen reaccionar en contra de todo aquello que altere su armonía
diaria Si, por ejemplo, tu perro acostumbra andar libremente por la casa, pero
cuando te visita una amiga con su bebé encierras a tu can en una habitación, él
relacionará a tus invitados con algo desagradable y se sentirá privado de un
derecho del que gozaba.
¿
Que hacer? Etòlogos de la Fundación Purina aconsejan practicar el
condicionamiento inverso, una técnica que consiste en presentar el objeto que
provoca una conducta condicionada que se desea eliminar. Si tu perro o gato se
muestra huraño cada vez que hay un bebé en casa, compra un muñeco y siempre que
saques el juguete dale toda la atención a tu mascota, incluyendo juegos y
premios. Pero cuando el objeto esté
guardado, aplícale la ley del hielo a tu amigo; de esta manera comenzará a
ansiar la presencia del juguete. Una vez que esta técnica dé resultado, haz lo
mismo cuando te visiten niños pequeños. La clave está en involucrar, tanto como
te sea posible, a tu mascota con tus seres queridos para que tengan claro cuál
es su lugar en la familia.
ENTRE
SU MISMA ESPECIE
Tu
perro o gato puede mostrarse agresivo ante una mascota recién llegada. La
mayoría de los animales son territoriales y sienten que el nuevo miembro de la
familia les robará su espacio en el hogar. Pero si no se trata de un nuevo
amigo y tienes dos o más ejemplares en casa, seguramente habrás notado que uno
de ellos domina a los demás (denominado alfa), y es por lo regular el que busca
acaparar tu atención y reprende a los otros cuando reciben tu cariño y
cuidados.
¿
Que hacer? En caso de que hayas adquirido una nueva mascota, presentalos fuera
de tu hogar y delimita espacios para que coman, hagan sus necesidades y duerman
por separado. Conforme vayan adaptándose, podrás integrarlos. Mas si has notado
rivalidad entre viejos amigos es mejor que no intervengas. Los animales, por naturaleza,
viven en manada y siguen a un jefe. Si, por ejemplo, al acariciar al no
dominante, el alfa le gruñe para que se quite y el otro obedece, mejor deja que
se arreglen entre ellos.
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